Seguro biológico

Durante siglos, razas regionales como la Gris Tirolesa, la Parda Suiza Original y la Pinzgau se han adaptado al clima, el paisaje y la alimentación. Han aprendido a prosperar con pocos recursos, a vivir con calor, frío y grandes altitudes. En un mundo cada vez más acelerado y homogéneo, preservan lo que nos mantiene estables: la diversidad genética. Esta diversidad no es un asunto trivial; es nuestra garantía biológica. Cuando las enfermedades cambian o el cambio climático modifica los hábitats, son los genes robustos y resistentes de estas razas antiguas los que ofrecen nuevas soluciones. Cada linaje perdido debilita el equilibrio: en la agricultura, en el reino animal y en el sistema natural en general.

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